Nuestro Manifiesto
Según el diccionario de la Real Academia Española, manifiesto es un escrito en el que se hace pública declaración de doctrinas, propósitos o programas. Con tal fin, los socios fundadores de nos presentamos manifestando lo que nos proponemos ser, como forma de establecer un vínculo honesto, transparente y directo con nuestros asociados, clientes y el público en general. De allí la necesidad de compartir la razón por la cual nos embarcamos en este desafío.
La disponibilidad y el acceso a la energía son elementos críticos para el desarrollo humano y, como tales, importantes para el progreso individual y el de la sociedad en su conjunto.
Una medida del nivel de vida de un país es el Índice de Desarrollo Humano (IDH) alcanzado, instrumento que combina indicadores de logros educativos, expectativa de vida e ingreso poblacional. Cuando se compara el grado de desarrollo alcanzado por cada país, existe una correlación muy fuerte entre valores bajos del IDH de un país con consumos bajos de energía per cápita de su población. Sin embargo, en el extremo opuesto de la escala del IDH se verifica una alta dispersión en el consumo energético per cápita de los países altamente desarrollados, indicando que en ellos existe la posibilidad de reducir el consumo por medio de la mejora en eficiencia y cambios en los estilos de vida.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas reflejan la voluntad global de poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas gocen de paz y prosperidad. Entre 1990 y 2015, mil setecientos millones de personas accedieron al servicio eléctrico y poco más de mil millones salieron de la pobreza extrema. Hoy, cerca del 15% de la población mundial todavía no tiene acceso a la electricidad. Avanzar en la agenda global establecida por los ODS conlleva el desarrollo económico de los países, principalmente los menos desarrollados, así como el incremento del acceso a la energía y su consumo para lograr una prosperidad inclusiva.
En la República Argentina, si bien la cifra de habitantes sin acceso a la electricidad es mucho menor (se estima cercana al 1%), el peso relativo del gasto energético tanto a nivel familiar como a nivel del Estado Nacional (subsidios) es alto, debido a que todavía no hemos logrado desarrollar todo nuestro potencial energético.
En efecto, nuestro país dispone de recursos naturales (agropecuarios, energéticos, minerales, etc.) de la más variada índole, de fácil acceso, en cantidad y de muy buena calidad.
Si bien contamos con recursos abundantes y distribuidos sobre una geografía amplia y diversa, no hemos podido articular todavía su desarrollo sostenible y evitar que esté sometido a los vaivenes de la agenda política.
Quienes integramos , estamos convencidos de que, tanto desde el sector público como del sector privado, es mucho lo que se puede hacer para establecer las bases de una discusión de alto nivel sobre la problemática energética que nos asegure que el desarrollo energético de nuestro país sea consecuencia de una verdadera política de estado, que permita que los ciudadanos cubran sus necesidades energéticas a costos razonables, protegiendo a los hogares vulnerables, y que a su vez permita un ambiente propicio para el desarrollo de las inversiones necesarias para lograrlo, donde los inversores obtengan una renta justa y comparable con la que puedan conseguir en países de mayor estabilidad política y macro-económica.
Desde el inicio de la Revolución Industrial ha habido un incremento exponencial de la utilización de combustibles fósiles para satisfacer las necesidades energéticas, generando un constante aumento de la concentración de gases de efecto invernadero (GEI), principalmente dióxido de carbono, en la atmósfera, absorbiendo la radiación infrarroja y causando –junto con otras actividades humanas– el aumento de la temperatura del planeta. De hecho, las emisiones de gases de efecto invernadero hoy superan en 50% las verificadas solo tres décadas atrás. Esta circunstancia provocaría consecuencias indeseadas para la humanidad, si no se encontrara a tiempo la forma de administrar el desarrollo y el uso de las distintas formas de energía que la naturaleza nos brinda.
En consecuencia, nuestro mundo enfrenta un triple desafío: a) asegurar el acceso a la energía para propender al desarrollo económico y a la reducción de la pobreza, b) satisfacer las necesidades de energía de una población creciente y cada vez más demandante de oportunidades para poder desarrollar sus capacidades, y c) limitar los impactos de la producción, transformación y consumo de energía en el cambio climático, a través de la reducción de la emisión de GEI.
Al considerar los variados recursos energéticos existentes, características tales como su disponibilidad, su potencial, la densidad energética, el factor de capacidad o los mecanismos de mitigación, requieren ser evaluadas en profundidad para optimizar su uso intergeneracional por parte de la humanidad.
Asimismo, es muy importante identificar adecuadamente el costo de producir energía –primaria o secundaria–, considerando la inversión necesaria para construir los activos que la produzcan, la tasa de interés, los años de vida útil, y sus costos operativos, de mantenimiento, y de combustibles. El indicador técnico que resume lo anterior se conoce –en inglés– como LCOE (Levelized Cost of Energy).
El ingreso que un productor de hidrocarburos o un generador eléctrico obtenga durante el ciclo de vida de su activo debería ser suficiente para: (i) repagar el capital invertido, ya sea propio o financiado, aplicado a la producción o generación energética (incluyendo el interés que dicho capital hubiera obtenido durante el período de operación de la planta), más el costo de operación y mantenimiento, más el costo del combustible, y (ii) cubrir una retribución justa y razonable por el riesgo empresarial asumido.
En creemos que los mercados competitivos son el mecanismo más adecuado para reducir los costos de provisión de energía y asegurar eficiencia en los procesos de producción, transporte, almacenamiento, comercialización y consumo. Las características intrínsecas de los mercados energéticos requieren de un diseño moderno y eficaz, que aproveche las distintas experiencias internacionales y tenga en cuenta, a la vez, las particularidades locales; que asegure el acceso a la energía y la sostenibilidad del abastecimiento, reduciendo los subsidios ineficientes a los combustibles fósiles y cualquier otro factor que distorsione la demanda, posibilitando así transparentar en el precio de la energía las externalidades generadas por las emisiones de GEI y reducir el consumo innecesario.
Sabemos que estos son temas de interés para los inversores, para los consumidores de energía, y para las autoridades que tienen la responsabilidad de implementar políticas públicas, ya que de la producción económica de los recursos energéticos depende la rentabilidad de los primeros y la optimización del gasto asociado de los segundos, y ambas se ven afectadas por las decisiones regulatorias de las autoridades correspondientes.
Es allí donde consideramos que puede aportar su contribución a la sociedad, mediante el análisis y desarrollo de políticas públicas que permitan la optimización de los recursos con que cuentan nuestro país y la región latinoamericana; y a sus clientes, identificando oportunidades que les permitan mejorar su competitividad y asegurar la rentabilidad y sostenibilidad de los proyectos que encaren.
reúne un equipo muy calificado de expertos y ejecutivos con amplia actuación en el sector energético, tanto público como privado, con experiencia local e internacional, para proveer a sus clientes el asesoramiento que necesiten para la toma de decisiones en un mundo que enfrenta desafíos energéticos cada vez más importantes y urgentes.
Es en función de ello que nos proponemos aportar valor a nuestros clientes en todas las áreas de la energía, considerando la interacción dinámica entre ellas.
En el convencimiento de que “la meta es el camino”, con ese espíritu encaramos este desafío y los invitamos a compartirlo y emprenderlo juntos.
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